En este video, analizo a fondo lo sucedido en la trilogía entre Gennady Golovkin y Saúl “Canelo” Álvarez, un evento que ha dejado mucho que desear en el mundo del boxeo. A pesar de la victoria de Álvarez, las consecuencias de esta pelea van más allá de las tarjetas de puntuación.
Para Golovkin, esta pelea marca el fin de su carrera boxística. Con poco interés en regresar al ring, incluso para defender sus títulos anteriores, parece que su legado se desvanece. Después de evitar grandes enfrentamientos tras sus peleas con Álvarez, su último combate simplemente confirmó su retirada inminente. Aunque pueda afirmar lo contrario, es evidente que su tiempo como boxeador ha llegado a su fin, con una jubilación lucrativa y poco desafiante.
Por otro lado, para Álvarez, esta pelea reveló la decadencia de su boxeo. Su actuación fue decepcionante y reveló sus limitaciones, despojando cualquier ilusión de grandeza. La realidad es que, más allá de las cláusulas y los rivales poco competitivos, Álvarez ha sido expuesto como un boxeador promedio. El desgaste en su desempeño demuestra que su tiempo como un campeón indiscutible ha llegado a su fin.
Además, la posibilidad de una pelea obligatoria con David Benavidez plantea serias dudas sobre la capacidad de Álvarez para competir al más alto nivel. Su deterioro físico y mental sugiere que enfrentar a oponentes de élite como Benavidez sería una locura. Además, la decepción generalizada y la falta de emoción en esta pelea afectan negativamente la credibilidad del boxeo de pago por ver.
En resumen, la trilogía entre Golovkin y Álvarez ha dejado un sabor amargo en el mundo del boxeo. Mientras Golovkin se retira en las sombras, Álvarez enfrenta una realidad desalentadora: su tiempo como uno de los mejores libra por libra ha llegado a su fin. Es hora de que se enfrente a su futuro con humildad y acepte que su legado como boxeador está en declive.
Además, en el video también discuto la emocionante pelea preliminar entre Elwin Soto y Julio César Martínez, así como las implicaciones de la derrota de David Benavidez. En general, la noche en Las Vegas fue un recordatorio de que incluso los grandes del deporte tienen un tiempo limitado en la cima.