Parece una película que ya la vimos todos, aunque ‘no la entendieron todos’. Canelo venció a Jaime Munguia y con mucha habilidad empresarial consiguieron vender una historia épica. Es cierto, no toda la fanaticada masca vidrio, pero la suma de convencidos y fanáticos casuales que aparecen como en romería a cada pelea de Canelo, fueron suficientes. El plan funcionó y parece que ya trabajan con el próximo.
Uno podría pensar que le apuntan todas las baterías a Edgar Berlanga. No es para menos. Era el rival elegido por Canelo cuando se cayó la pelea soñada contra Jermall Charlo. Sus asesores lo convencieron de que no sería buen negocio, dos meses no eran plazo suficiente para reinventar a Berlanga y convertirlo ante esa masa fiel de fanáticos en una suerte de Darth Vader liderando las fuerzas del mal contra Canelo. Les quedó más cerca el cuento de la guerra mexicana en mayo y dejar a Berlanga para septiembre. Tan para septiembre que el posible elegido ha traspasado todos los límites para ser ratificado como el gran elegido. Hasta diseminó un poster de la pelea en las redes y se vistió de mexicano en un inédito ritual de lobby hotelero.
Uno podría dar por descartada cualquier otra opción, sin embargo, no le quiten el pie a David Benavidez. Canelo dice que, pese a su tamaño a la hora de la pelea, menciona 25 a 30 libras de ventaja, no le tiene miedo y por 200 millones de dólares no hay drama, lo pelea. O sea, ‘no lo descarta’. Un escritor de novelas de ficción si tomara eso como parte de su trama, incluiría la frase “todo hombre tiene su precio” y a partir de esa afirmación, escribiría el resto; “aquel boxeador. ansioso por la mayor recompensa de toda su carrera. no atendió las advertencias y firmó todo lo que le pusieron por delante”. Cualquier semejanza con la realidad, será pura coincidencia, escribirá al final de su historia.
Y sin llegar a la ficción de la novela, es posible que Canelo espere al 15 de junio y según como termine de maltratado David Benavidez tras su pelea contra Oleksandr Gvosdyk, tal vez le diga que está dispuesto a enfrentarlo en septiembre y cuando quiera le enviará el contrato. Sería casi un calco del plan que le permitió afrontar la pelea contra Sergey Kovalev y vencerlo por KO. Le enviaron el contrato luego de aquella guerra sin cuartel contra Anthony Yarde para enfrentarlo ¡dos meses después!
El propio ruso aclaró que ni siquiera pudo prepararse, era imposible ganar esa pelea, pero aceptó por razones financieras, era demasiado dinero ¿Cómo harían con Benavidez? Hablaron de 200 millones, dirán que bajan a la mitad, pero con ciertas reglas, como alguna cláusula de peso que impida una rehidratación normal a un púgil que deberá reducir masa muscular y peso desde las más de 190 libras con que haya subido a pelear con Gvosdyk. Sumemos algún posible corte y un plazo de inactividad obligatorio tras la pelea.
El cuento se cuenta solo. Pero claro, es solo imaginar lo que viene como si fuera una novela de ficción. Al final del día, todo lo que sucede en algunas carreras exitosas de boxeo, tiene más de ficción que de realidad. Basta ver esos rivales lado b que le lanzan golpes con curvas al rival lado A o descuidan su defensa de manera infantil o por momentos solo parece que cachetean a su oponente lado A. Lo dicho, el boxeo tiene a veces, como las películas, mucho de ficción. Y quién sabe si la próxima, como la anterior, también la vemos en cines, el segundo sábado de septiembre.