En el primer episodio de esta serie conocimos al Alexis que eligió el boxeo para colmar sus ambiciones y en la segunda parte aprendimos que en la Nicaragua de los 70′ no alcanzaba con los dones naturales para triunfar, «había que pagar el peaje a la política». En el tercer capítulo entendimos el daño que puede provocar una derrota dolorosa sobre una personalidad tan vulnerable como la de Argüello y en el cuarto episodio acompañamos al último vuelo de la leyenda que nunca logró encontrar su verdadero lugar fuera del cuadrilátero. Este nuevo capítulo, el quinto, cuenta su trágico final y le busca una razón al mismo.
Como en el guion de una película, la muerte de Alexis Argüello pudo ser el clímax, el punto de giro fundamental de la trama, para abrir la puerta al desenlace esperado. Pero no fue así. El desenlace se prolongó a través de otra puerta que aún permanece abierta y no parece que algún día la sociedad nicaragüense podrá cerrarla. Unidos en la reverencia eterna a la mayor leyenda deportiva del país y separados por las dos visiones sobre un suicidio repleto de dudas y misterios. Así transcurre la historia que comenzó el día después de la muerte de Alexis Argüello.
LO QUE TODOS ESPERABAN, PERO NO ESPERABAN
Que Alexis Argüello decidiera un día poner punto final a su vida de forma anticipada, parecía ser algo así como «la crónica de una muerte anunciada». No hay nada mejor documentado que el posible suicidio del «Flaco Explosivo». Lo dijeron sus amigos, lo dijeron los periodistas que lo entrevistaron en distintas oportunidades, tanto adentro como afuera de Nicaragua; se lo dijo a Tim Graham de ESPN en el paseo de la fama de Canastota; lo dijeron sus familiares cada vez que le escucharon repetir sus amenazas y lo dijo el propio Alexis cuando hablaba «sin filtro» sobre sus depresiones, sus adicciones y de aquellas veces en que quiso atentar contra su vida. En la noche del primero de julio de 2009, finalmente atentó contra su vida y logró su cometido: murió de un disparo, realizado con su propia arma, que le perforó el corazón.
Argüello hizo lo que todos esperaban, pero tras su muerte se supo que «no era lo que casi todos esperaban». ¿Qué pasó para que – pese a las señales previas – tantos no creyeran que pudiera suicidarse, empezando por su propia familia? Pasaron muchas cosas y así como lo anterior justifica plenamente la tesis del suicidio, la actitud del gobierno de turno ayudó a construir el escenario propicio para que nacieran las dudas y las suspicacias. ¿Si estaba tan claro ese posible final, por cual razón se empeñaron en oscurecerlo negando la profundización de las investigaciones tal como lo reclamaron los hijos de Argüello? Nuestra primera conclusión es que la eternizada frase de «Crimen o Suicidio», no nació en la posible debilidad de las evidencias, más bien surgió por esa negativa a «revisar las evidencias» o dicho en otras palabras, por la negativa a reabrir el caso y terminar con las dudas para siempre.
UN SUICIDIO COMO TANTOS
El psicólogo deportivo Juan Vita, en una entrevista exclusiva para esta serie, me dijo que «los suicidas siempre dan alguna señal previa, pero en general la persona que quiere terminar con su vida, termina» Si la estadística a la que recurrió el profesional se confirma en el caso de Alexis, fue un suicidio como tantos. Al menos, eso surge de lo que narró la última esposa de Alexis, Karla Rizo al describir ese trágico primero de julio.
Según la transcripción del relato, publicada el 24 de noviembre de 2009 por el Nuevo Diario de Managua, esa noche transcurría de manera normal, cuando el pequeño hijo de ambos se despertó llorando. Karla y Alexis se levantaron para atenderlo y fue ella (Karla) quien caminó con el pequeño en brazos tratando de quitarle los cólicos. Fue en ese momento que se percató de que su esposo se encontraba recostado a la cama con el revolver encima. «Aun cuando tenía el arma en la mano, lo único que le miraba era una gran tristeza, no me respondía nada, yo en todo momento traté de evitarlo y le gritaba como loca y le decía: «Pone eso, pone eso, Alexis por favor, no hagas eso ponelo, pero él no respondía».
Rizo dijo que le quitó el arma, y cargando a su bebé bajó rápidamente las escaleras, pero Argüello la siguió y recuperó su pistola. «Como ya no pude, entonces yo llamo a mi mamá y le dije: ‘Mamá tomá, teneme al niño porque Alexis quiere hacer algo’. Mi mamá toma al niño y se va a decirle a la señora (la empleada de la casa) que suba y que me ayude», dijo. En medio de su desesperación, ella llamó a «un amigo de la familia», cuyo nombre omitió. Éste le habría recomendado llamar a los guardas de seguridad para quitarle el arma a Argüello, pero ya era demasiado tarde», dice la crónica periodística. «Entonces, cuando yo voy bajando unas cuatro gradas de mi casa, Alexis se dispara». «Yo lo agarro, imagínate en el momento que se está ahogando, porque se está ahogando en su sangre, y trato de darle vuelta a la cara porque era tan pesado que ni siquiera pude darle vuelta al cuerpo, no tenés idea cuántas personas tuvimos que bajar a Alexis», dijo Karla Rizo, según el artículo.
El cuerpo de Argüello fue trasladado al hospital donde termina el control visual sobre el mismo. ‘El gobierno se hizo cargo de todo», dijo Rizo a otro medio informativo.
EL INFORME OFICIAL
La bala que terminó con la vida de Alexis, salió de una pistola de nueve milímetros modelo CZ propiedad del propio Argüello. La policía y el Instituto de Medicina Legal negaron los rumores de más de un disparo o la existencia de moretones en el cuerpo de Argüello. Según la dramatación gráfica, Alexis se disparó estando sentado en su cama, tomo la pistola con la mano derecha, recubrió la mano derecha con la izquierda y jalo del gatillo. Los forenses encontraron restos de pólvora en la mano con la cual se disparó y no en la otra. Ello generó una duda razonable que los mismos técnicos se encargaron de descartar mediante una sencilla explicación: «la propia mano utilizada para efectuar el disparo, fue la barrera que impidió que saltara pólvora hacia la otra mano que la cubría». La presentación fue también concluyente, no habría más investigaciones ni tampoco se buscaría establecer las probables causas del suicidio y menos la sospecha de un posible crimen.
Dora Argüello, hija de Alexis y con quien hable para esta serie, reclamó en esa oportunidad ante los medios por lo que catalogó de omisiones graves. Munida de una fotografía del cadáver, señaló como omisiones en el informe del Instituto Forense, que no hubiera señalado la existencia de moretones en la cara de su padre y la herida en la mano, justo en el lugar donde se veía el anillo del salón de la fama. Su hermano Alexis Junior, por su parte, afirmó «que alguien jaló del gatillo pero ese alguien no fue Alexis Argüello. A él le estaban quitando el poder y cuando mi papa se dio cuenta de eso, iba a llamar a una conferencia de prensa para anunciar a todo el mundo que iba a renunciar».
LAS DUDAS Y LOS TESTIMONIOS
Los testimonios sobre la muerte de Argüello, reunidos en un programa especial mediante el Video Podcast asociado a este episodio, coinciden en la sorpresa por el desenlace, pero no son unánimes sobre una teoría o la otra. Dora y su tío Guillermo Argüello, señalaron que Alexis estaba en la mejor fase de su vida, entusiasmado por su proyecto político, feliz por el nacimiento de su último hijo y recientemente había viajado a Puerto Rico a recibir un homenaje. «Es sabido por todos que mi padre tuvo problemas con las drogas y el alcohol y ni estando en esa posición atentó contra su vida. Yo que estuve allí físicamente, nunca vi que quisiera atentar contra su vida ni lo sentí decir que deseaba matarse ni nunca lo vi deprimido desde que entró a la política. ¿Cómo puedo aceptar que lo haya hecho justo ahora, en un momento tan feliz y con un hijo recién nacido? – se preguntó Dora Argüello.
Pero hay visiones diferentes. Su amigo Miguel Ángel Arcía (Michanguelo) reflexionó sobre las debilidades de Argüello y recordó las veces que Alexis le confesó que se quería matar, porque entendía que ya había cumplido su función en este mundo. Algo parecido a lo que en 2010 testimonió el boxeador profesional Carlos «Chocorroncito» Buitrago, que estuvo con Alexis el día antes de su muerte y relató que el entonces Alcalde Managua le confesó que «no deseaba seguir viviendo y que se sentía cansado». El propio periodista Carlos Fernando Chamorro, si bien afirmó que el peso de las diferencias políticas llevaron a Argüello a un punto de no retorno por su falta de protagonismo en una maquinaria sandinista que lo estaba utilizando, también se afilió a la tesis del suicidio.
«Yo creo que se dieron una serie de condiciones, también impuestas por la política que le llevaron a él (Argüello) a quitarse la vida». También cree en la tesis del suicidio el escritor Edgar Tijerino, por más que cataloga de un enigma sin respuesta las razones para esa muerte. «El Argüello que vimos hasta ese día no dio ninguna señal, él estaba haciendo planes. ¿Qué fue lo que pasó?, es todo un enigma. Tenía estabilidad económica, estabilidad emocional y tenía un hijo pequeño o sea tenía un estímulo para vivir. La única explicación que yo puedo adjudicar es que se distorsionó por algo extraño, tal vez repentino, y que nadie sabe decir que fue», reflexionó Tijerino.
Más allá de los testimonios, la realidad es que la bala que mató a Alexis Argüello, dejó abierta una herida que ha casi ocho años de su muerte sigue supurando. A Dora Argüello le pregunte si al presente quedaba alguna etapa pendiente en sus reclamos y me confesó que la lucha por saber la verdad no ha terminado ni para ella ni para sus hermanos. «A nivel del gobierno ellos dieron por cerrado el caso en el mismo amanecer del día en que dieron la noticia de que Alexis había fallecido. Hemos recurrido a los derechos humanos, hemos documentado nuestro derecho a solicitar una reunión para que pudiéramos retomar el caso y despejar todas las irregularidades que había y todas las dudas que existían. Sin embargo fueron tres intentos fallidos. Hasta la fecha de hoy, nadie nos ha querido responder al pedido de reabrir el caso», admitió Dora Argüello.
Nadie sabe lo que sucederá en el futuro. La historia nos ha enseñado que en este tipo de acontecimientos nunca está dicha la última palabra. A las dudas razonables sobre una u otra teoría, en cualquier momento se le puede sumar un testimonio sorpresivo, alimentado por arrepentimientos o una limpieza de consciencia a la que somos tan afectos los humanos. Hasta que la última generación de nicaragüenses que haya vivido ese primero de julio de 2009 no abandone este mundo, el caso podrá seguir cerrado para los gobiernos de turno, pero siempre abierto en la memoria de todo un país. La falta de una respuesta convincente sobre «crimen o suicidio», servirá de estigma nacional, como si en la parte oscura de su vida, Alexis siguiera viviendo tal como vive para siempre a través de la luz de su legado. Un legado sobre al cual nos referiremos en el próximo y último episodio de la serie.
NOTA: Artículo y Audio Podcast perteneciente a la serie Alexis Argüello, creada por Bernardo Pilatti y publicada por ESPN Digital en marzo/2017