La renuncia de Misael Rodríguez a su pelea contra Omar Chávez en México provocó un gran escándalo este fin de semana. El medallista olímpico sorprendió a todos al no subir al ring, sin dar explicaciones. Según del entrenador del ‘Chino’- Robert García – la razón fue debido al sobrepeso de su rival, algo que tanto la promotora, Zanfer Boxing, como el propio Omar Chávez y su padre – Julio César Chávez- han descartado.
En ese contexto, todos han apuntado a que fue el exatleta olímpico quien se negó a cumplir su compromiso. La pelea estaba pactada a cumplirse en peso supermediano. De acuerdo con JC Chávez luego del pesaje, su hijo solo aumento un kilogramo, según el equipo de Rodríguez, ese aumento fue de 8 kilogramos.
Al final del día nada queda nada claro, excepto que la regulación del boxeo volvió a ser víctima de su propio desmadre.
Zanfer Boxing, mediante un comunicado en sus redes sociales, se disculpó por la pelea cancelada y aseguró que el medallista olímpico infringió su contrato para la contienda, aunque no habló sobre una posible sanción. A su vez, el presidente del CMB, Mauricio Sulaiman catálogo de lamentable la acción de Misael Rodríguez al abandonar la arena en Pachuca y espera saber los motivos de lo que por el momento es un escándalo inexplicable. Julio Cesar Chávez, a su vez, mostró su enfado contra Misael Rodríguez y el entrenador Robert García. “Omar estaba un kilo arriba después de que se rehidrato» escribió en su cuenta X (Twitter)
El hecho de aparecer involucrado uno de los hijos de Chávez le ha dado mayor repercusión al escándalo. Pero, no es un problema de México, la falta de reglas claras en el peso de los boxeadores a la hora de la pelea es la madre de todos los problemas en el boxeo de todo el mundo.
El peso en el boxeo es el que establece las paridades y al mismo tiempo el que permite las trampas que originan las disparidades. La web está repleta de títulos informativos que lo constatan a partir de lo que dicen acusados y acusadores¿ Quien no recuerda las 25 libras que, según Canelo, rehidrataba David Benavidez y que fueron la razón para evitar la pelea obligatoria? ¿O quién no recuerda las más de 20 que le sacó Canelo Álvarez a Miguel Cotto o según Amir Khan las 30 libras que aumentó Canelo para la pelea entre ambos a la hora del combate?
EL CASO GATTI VS. GAMACHE
También debe recordarse una de las peores experiencias que ha dejado el boxeo, que muchos fanáticos de Arturo Gatti prefieren olvidar: su pelea contra Joey Gamache el 26 de febrero del 2000. Fue pelea pactada en 141 libras, pero que resultó en una verdadera masacre. En el pesaje oficial, un día antes de la pelea los dos rivales parecieron dar el peso, pero a la noche de la pelea Gatti había ganado 19 libras. En contraste, Gamache subió al ring en 145 libras, por lo que esta pelea fue entre un peso mediano y un peso welter pequeño. Gatti gano con un aterrador KO. Gamache fue trasladado al hospital, donde casi muere esa noche debido al traumatismo craneal que había sufrido. Hasta el día de hoy, se dice que Gamache sufre dolores de cabeza y episodios de depresión.
UN MAL INALTERABLE
En pocos meses se cumplirán 25 años de la pelea Gatti-Gamache y el boxeo no solo no tomó ese ejemplo como lección, por el contrario, los desmanes con el peso se mantuvieron inalterables. Peor que eso, el peso se convirtió en una herramienta de los escritorios para ganar peleas. Me refiero a las cláusulas de peso a cambio de mejoras en el dinero de la bolsa que siempre han sido impuestas por el Lado A al lado B. O los casos en que algunos boxeadores a cambio de dinero aceptan verdaderos suicidios boxísticos yendo contra su propia salud. Como aquellos que aceptan cortar peso en menos tiempo confiados en el rebote, cuando sabemos que eso falla a veces de forma dramática, como le falló a Oscar de la Hoya contra Manny Pacquiao, que solo recuperó 2 libras y pudo morir en su última pelea.
No sabemos si ese fue el caso de Misael Rodríguez, pero la de México fue claramente una lucha de la salud de un atleta contra la salud del negocio. Y por lo que vemos, de lo único que hay lamentos es que perdió el negocio. Lo que no dicen es que se perdió otra oportunidad de resolver el mayor problema que tiene el boxeo: el peso divisional que nadie, absolutamente nadie respeta, pese a que la falta de reglas atenta contra la vida de los atletas.
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