A una semana de la pelea, la discusión sobre favoritismos crece Artur Beterbiev vs. Dmitry Bivol. Entre los apostadores, Bivol es el gran favorito. Pero, en peleas legitimas, que plantean incógnitas naturales en los choques de estilo, es imposible quitar esta pelea del 50/50. Es también imposible encontrar un argumento contundente que le de sustento a una predicción que rompa la paridad.
La primera razón que deja en tablas el pronóstico es que ambos, lo dos, pisan territorio desconocido. Ni Bivol ni Beterbiev han enfrentado a un rival como el del 12 de octubre. Bivol nunca se vio frente a un noqueador con el 100% de efectividad, un acosador que abruma e impresiona a sus rivales mientras los va destruyendo hasta el KO,ya que todo lo gano de la misma manera.
Pero a su vez, Beterbiev nunca debió lidear con un estilista agresivo que rompe el molde de los esgrimistas tradicionales, de guardia alta, con un juego de pies que dificulta llegarle con golpes limpios, que rompe los límites con un jab tan fastidioso como poderoso y que es capaz de acumular golpeo variando ángulos sin necesidad de grandes desplazamientos. Por ese lado, no hay como hacer que la balanza pese hacia un lado o hacia el otro
Si nos guiamos por sus últimos rivales, tampoco sirven de parámetro para decantarnos por uno o por otro y vaticinar el ‘ya ganó’. A Bivol, su boxeo le ha permitido ganar muchas peleas sin exigirse, la superioridad ha sido aplastante y hay rivales, incluso, a los que ha vencido a media maquina como Canelo Álvarez, por ejemplo, al que dominó de principio a fin, mucho más allá de esas tres ilógicas tarjetas de 115-113 que decoraron el resultado final.
En el caso de Beterbiev, tampoco hay oposición que le haya complicado, el empieza a amedrentar a sus rivales desde la estadística, no es jamón caminar al cuadrilátero contra un invicto que noqueó a todos sus rivales. A eso hay que sumar su eficacia fría y robótica que condiciona a sus oponentes a cumplir de antemano al papel de víctimas, algo que nadie sabe si ocurrirá con Bivol. O sea, por el lado del récord, tampoco se pueden hacer muchas cuentas
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