Jesse Rodríguez venció por KO a Juan Francisco Estrada y confirmó su favoritismo previo en esta pelea, donde la victoria le resultó más fácil de lograr de lo que muchos pensábamos en lo previo. Un golpe a la zona media que dejó retorcido de dolor sobre la lona a su rival. Un Gallo Estrada que fue una sombra de sí mismo y que demostró con creces que luego de un año y medio sin pelear no estaba preparado para afrontar una pelea de esta exigencia. Quizás el volumen de la bolsa a recibir lo convenció, pero esa ya es otra historia.
Por lo pronto, la mayor sorpresa luego de la victoria del Bam es que el Gallo ya anunció que va a ejecutar la cláusula de revancha. Una pelea que parece inútil dada la enorme superioridad de Rodríguez.
No obstante, hay un escandaloso argumento que seguramente va a decorar la justificación de exigir esa injustificable revancha y creer que está en condiciones de dar vuelta esa derrota: las tarjetas de los jueces. En una de las tarjetas, al momento el KO, el Gallo aparece como ganador y en la otra ganando por muy poco el Bam Rodríguez. Está claro que si Rodríguez no noquea había una alta posibilidad de que nos sorprendieron al final de la pelea concediéndole la victoria al Gallo Estrada.
Y literalmente, lo que vimos del ahora excampeón supermosca del CMB, fue un boxeador acabado, un boxeador retirado, que no tuvo condiciones, que se vio falto de boxeo, que se vio oxidado y superado, no sólo por un rival más joven, sino que tiene unas herramientas que el Gallo ya no tiene condiciones de contrarrestar.
Apenas en el primer episodio de la pelea, el mexicano pudo ser competitivo. ¿Por cuál razón? Porque al menos en ese primer episodio, que estuvo muy parejo, los golpes limpios más efectivos fueron del Gallo, que inició la pelea tratando de tener protagonismo, ocupando el centro del cuadrilátero y un Bam que lo esperó, que entró con mucha paciencia y que aceleró en algunos momentos del round, pero sin conseguir dominarlo.
En general, el primer asalto fue parejo y pudo caer para cualquiera de los dos lados. Sin embargo, desde segundo asalto para adelante fue un dominio absoluto, un monólogo del boxeador más joven, el hombre que estaba en condiciones, en mejores condiciones boxísticas, técnicas y con unas capacidades que en este caso fueron superiores a las del Gallo, sin ser nada exuberantes. ¿Por cuál razón? Porque estaba enfrentando a un hombre que demostró carencias que no le conocíamos, especialmente cuando lanzaba los golpes desde la segunda distancia, quedaba permanentemente expuesto y por segundos simplemente bastaba de que el Bam diera el paso adelante y le soltara algún trallazo duro de esos que él tiene posibilidades de conectar y hubiera terminado la pelea muy temprano.
Ni siquiera la sorpresiva caída de Rodríguez en el sexto asalto sirvió para modificar el ADN de la pelea y el brutal golpe al cuerpo en el séptimo que terminó con el Gallo, aventó cualquier duda sobre de quién era el dominio total de la pelea.
Estrada, posiblemente ocultó algo de su verdadera condición física, sobre las lesiones en las manos y aceptó una pelea imposible de vencer por la importancia de la bolsa en un caso como el suyo que transita por la recta final de su carrera. Solo eso, justifica una actuación pobre y que en absoluto justifica una revancha. Excepto, un segundo cheque para el retiro. Bienvenido sea, aunque en lo deportivo su deterioro le tienda la alfombra al Bam Rodríguez para su glorioso aterrizaje en el primer nivel e las grandes ligas del boxeo.